-¿Evelyn?
-si, soy yo.
camine hasta su mesón para entregarle el dinero de la consulta y esperar que me llamaran. solo espere veinte minutos y una joven señorita salio de la habitación adjunta para repetir mi nombre invitarme a entrar, nos saludamos con un apretón de manos y tome asiento en una cómoda silla en frente de ella esperando que comenzara con la temida sesión, que toda la tarde estuve imaginando como seria, hasta mis diálogos tenia preparados.
-entonces...¿por que vienes?
-bueno, creo...me siento extraña.
Mis diálogos terminaron acompañando al viento en la fría tarde de otoño que en las afueras de Santiago había.
-¿quieres contarme algo? ¿por que crees que estas así?
-la verdad...creo que las cosas se me han puestos...algo difícil.
-tus padres dicen que tienes penas de amor.
-¿amor? ¿yo? para nada.
eso fue lo peor, mis ojos se volvieron cristalinos y mi voz entre cortada, había dado en el clavo y ni sin siquiera llevar mas de diez minutos hablando.
-no es malo tener penas de amor Evelyn, es muy normal, mas a tu edad.
-quizás...me siento tonta, es tan frustrante esto.
me di por vencida, olvidando por completo lo que había ensayado y hablando con ella con total confianza y sinceridad, no sin antes ella repetirá lo que sabia todos los médicos decían.
-tienes que saber que si vienes a un sicólogo es por que estas dispuesta a contarle lo que piensas o sientes a alguien, ese alguien yo. Además quiero que sepas que lo que tu me digas no se lo diré a tus padres, solo yo y tu lo sabremos.
asentí antes de comenzar con mi relato, largo y extraño relato que ella escucho la mas de media hora con atención, parecía un monologo, mientras ella solo se pronunciaba para expresarme sus opiniones.
-¿puedes venir el próximo miércoles? otra sesión estaría bien.
-esta bien.
sonreí antes de ponerme de pie y esta vez despedirme de ella con un beso en su mejilla, salí sonriente para volver a aquel ascensor y tomar el camino a mi hogar. No había sido tan malo, es mas había sido una tarde muy buen, estaba contenta y me sentía desahogada, la tarde junto a la socióloga fue mejor de lo que pensé.