domingo, 12 de abril de 2015

Personajes.-

Llevaba dos años y cinco meses con Roberto, nuestra relación era una más de las normales del mundo, eramos ex compañeros de colegio, vecinos de la comuna y enamorados de manera pasional y tierna. Nunca se vio nada extraño en nosotros, solo nos veían pasear por la calle de la mano. Enamorados.
Yo creía que lo amaba. Hasta que entramos a la militancia.

Nuestros padres eran personas humildes, trabajadores, esforzados y protectores. Su madre murió cuando llevábamos un año juntos,  Estaba muy enferma y no contaban con el dinero para tratarla,verlo así me destruí el corazón, creo que fue ahí cuando comenzamos a tener sed de justicia. Nos sentíamos sumidos en la injusticia de la pobreza, del barrio en donde vivíamos.
Todo se desencadeno cuando Roberto tuvo que dejar la universidad, su hermana Viviana necesitaba comenzar a estudiar y su padre no daba a basto, fue ahí cuando Roberto comenzó a levantarse día a día a las cinco de la mañana junto a su padre para ir a trabajar a la Vega de Santiago, una labor bien remunerada pero bastante esforzada, ahí Roberto comenzó a sentir un odio, que al comienzo confundí con amor politico, por empoderamiento militante, pero era un odio interno. Era frustración...

Junto a Roberto, comenzó la militancia Gaston, compañero de un año mayor de la universidad que fue el encargado de indicarnos los primeros pasos, nuestras pequeñas misiones y adentrarnos en la unidad que significo aquel grupo de personas, que en aquel momento cuando Roberto dejo la universidad me comenzaron a apoyar.  Fue ahí cuando comencé a conocer a Gastón, alto, de pelo castaño y ropa sobria, solía llevar poleras cuello en "v" con pantalones de tela y zapatos con suela, siempre serio y alejado, no pasabamos más allá de decirnos un "hola" y un "chao"

- ¿Donde estabas? -- Estaba parado cercano a las bancas principales de la universidad. En el primer minuto me alegre de verlo ahí, parado con su cabello negro peinado, con sus lentes un poco sucio, con su piel tan blanca y ojos cansados. Tenía las manos sucias y la ropa manchada.
-Tuve una prueba mi amor, nos demoramos un poco en la revisión y eso...tu sabes...
-Te estuve esperando, no llegaste. Te perdiste la reunión.
-Me da lo mismo, es una reunión más Roberto... .. - me lamente intentando toca su cara, me esquivo.
-No es una reunión más Dominga, no es una reunión mas, nos asignaron las misiones...
-¿Qué misiones?
- Las misiones, se acercan tiempos difíciles, lo sabes...
-¿Misiones? Pensé que solo seríamos oyentes, que no tendríamos ninguna acción violenta...o lo que sea que dijeron,
-¿Que estas hablando? solo vas a conversar, solo vas a jugar y nada más- Comenzó a alterarse.
-Roberto, ¿Qué misión te dieron?
-La tome.
-¡como se! Dime...
-Iré al Norte.
Llevaba meses algunos militantes en el Norte del país, en fuertes confrontaciones con fuerzas armadas,  por defensa de terreno estatales. Estaban pidiendo personas, porque muchos habían muerto. Roberto, lucía feliz de ir. Me espanto su actitud, me asuste de verlo seguro de ir, me asuste de perderlo pero aun más de las fuerzas que lo habían empujado a decidir ir, ¿Qué pasaría con su familia? ¿Qué pasaría con su padre? ¿qué pasaría conmigo? ¿Con nosotros? ¿y si moría? ¿Qué haría yo?
-Roberto....¿Qué estas hablando? ¿Por qué vas a ir al Norte? Es peligroso...
-Tengo que hacerlo, tengo que luchar por los demás, no podemos seguir sumados en esta injusticia...
-Roberto, por favor....¿De que estas hablando?
-¿De que estas hablando tu? - Se me acerco para sujetar mis brazos con fuerza, alterandome - Pensé que estabas conmigo, que estabas junto a mi en esta lucha social. Te acobardaste, te has acobardado.
- Roberto, dejame... - Solloce.
- ¿Oye, Oye, Oye....que esta pasando aquí?
Gastón se interpuso entre los dos, con mirada serena. Alejo a Roberto de mi y por primera vez me miro con cara de ternura, me tomo de los hombro y alejo lo suficiente como para que Roberto no le escuchar susurrarme : "Quédate aquí, espérame"
Lo vi tomar a Roberto del brazo y hablarle con firmeza, Roberto quiso golpearle la cara pero Gastón se defendio con firmeza y le ordeno salir de nuestra vista. Para mi sorpresa le hizo caso. Fue ahí cuando entendí que Gastón tenía cierto rango superior al de Roberto, rango al cual no le hubiera tomado importancia, pero importancia a la cual Roberto respondió.

-¿que, le pasa? -- Sollocé angustiada. -- Gastón, me sujeto de los hombros y comenzó con un tierno abrazo, que me entregó profunda ternura.
-Dominga...escuchame, y alejate de Roberto...no sé que le pasa pero a comenzado a comportarse extraño...no sé porque lo dejaron sumarse a la misión.
-¿Gastón, puede morir?
-Escuchame, y no lo veas, se que lo amas y esas cosas...pero no quiero que te expongas, por favor. - Me sonrió y se alejo.
-Gracias Gastón.

Las próximas semanas fueron las más extrañas de mi vida. Al día siguiente en que parte del partido comenzaron la misión hacía el Norte,comenzaron a realizar llamados anonimos a mi hogar, caminar tras mis paso camino a mi universidad y aumentar mi panico al salir sola a la calle. Mi temor fue tanto, que después de salir de mis examenes finales, y estar segura de que un auto iba tras mis pasos, corrí hasta el departamento de Gastón, me había conseguido su dirección semanas atrás, quizas sospechando lo que pasaría. Él me miro sorprendido, con pantalones de jeans y polera holgada. Me sujeto de la mano y me ingreso de golpe a su departamento, no sin antes ver por el pasillo del cual había ingresado hace unos minutos.
Estaba tiritando, el me ayudo a sacarme mi bolson y la chaqueta de cuero que llevaba. Me guío hasta su sillón rectangular morado. Me llevo una taza de café y se sentó a mi lado.
-Tranquila, no pasará nada aquí, tranquila...
-Disculpa...perdoname, de verdad que no sé...no sé que ha estado pasando... me han llamado, siento que me siguen y yo...no sé Gastón, creo que me volveré loca.
-Tranquila, puede que este pasando algo como eso por Roberto, como ha comenzado la misión de Roberto, los deben vincular.
-¡Estoy harta de Roberto! No quiero sentir este miedo por su culpa.
-Escuchame, -- Se me acerco para abrazarme, me apoye en su pecho y me tranquilice -- Llama a tu madre, a tu padre no sé...diles que estas bien, que no se preocupen, yo llamaré al Partido para que no te busque más y tu te quedarás acá y te vas a tranquilizar, conmigo no te va a pasar nada. Tienes que hacerme caso, no pasarás por nada aquí.
-Gracias.

Gastón paso al menos dos días fuera de su hogar, hogar del que yo me había apropiado. AL día anterior de mi primera noche ahí, llego con un par de jeans, blusas y ropa interior. Con cierto pudor me duche y me calcé la ropa llevada por él, Luego de eso no lo vi hasta dos días después. Cuando escuche el sonido de la puerta corrí hasta el pasillo, y al verlo ingresar corrí hasta sus brazos para abrazarlo y le agradecí haber regresada. En pocas palabras me comento que había estado en búsqueda de la eliminación de mi nombre por parte de la militancia, sonrió de manera ingenua al momento de decir que no me preocupará porque todo estaba solucionado. Me enternecí cuando dejo sobre la pequeña mesa negra una bolsa con pastelillos y unos vasos de café caliente. Le agradecí.
-¿Estás bien? -- Me cuestiono -- ¿Necesitas algo ?
-No, nada...estoy muy bien, de verdad no tengo como agradecerte todo lo que has hecho, no te preocupes, hable con mi familia, ellos estan tranquilos...pero, me preocupa la familia de Roberto, quizás que cosas le pueden estar pasando...
-He querido acercarme, pero me han aconsejado no hacerlo, me tengo que preocupar de ti en estos momento,
-¿Quien te ha aconsejado?
-Es mejor que no preguntes. -- Ambos nos sorprendimos, cuando se me acerco para besar mi frente. El se sintió incomodo y se fue a duchar.