domingo, 29 de junio de 2014

Algún Día.-

Las dos habitaciones le parecían inmensas, las divisiones entre la cocina, baño y living/comedor se le hacían muy marcadas, en medio de la sala, con sus brazos al costado y con una sonrisa nerviosa. Luego de que todos aquellos que le ayudaron a trasladar aquellas cajas de cartones y maletas recién armadas, se marcharan sudados y con una sensación de abandono.
No sabía por donde comenzar, había mucho ante sus ojos, tanto que no sabía si podría culminar aquella misión que hace un par de meses había tomado. Con firmeza, con determinación, sensaciones que ahora se comenzaban a transformar en miedo y resquemor. Era mucho, así se veía desde aquella sala.
Contaba con un pequeño jardín, al cual deseaba dedicarle parte de su tiempo, plantar un par de arboles pequeños, flores y algo de paso para tomar el sol durante el Verano.
La cama que había comprado hace un año, se veía bastante grande, comenzó a ordenar la ropa en las cajoneras, organizar sus zapatos y decidió encender el televisor.
Suspiro profundamente y comenzó a repetir una y otra vez que aquella decisión había sido tomada, con firmeza y con seguridad de que sería una buena oportunidad de crecimiento. Si, seria difícil levantarse cada día, caminar de la habitación a la cocina, prepararse su café mañanero y organizar la colación para el día de labores. La tienda de flores que estaba a menos de siete cuadras de su nuevo hogar, por lo que no tardaría mucho en llegar cada tarde, sentarse en el sofá que había visto por primera vez en una tienda de antigüedades junto a sus amigos. Prendería un incienso diferente cada día y prendería su radio favorita, nadie le pediría que bajara el volumen,  ni que se acostara temprano, de todas manera lo haría, mantener una casa, ordenar las cosas, cocinar, trabajar y pagar las cuentas serían mucho en un comienzo, quizá hasta el primer año.  Pero para aquellos momentos, podrá recordar cada vez que la decisión fue tomada con seriedad, con seguridad y por sobre todo con esperanza de un nuevo camino, de un nuevo comienzo y un futuro con dificultades pero con mayores felicidades.
Termino de ordenar su ropa, cocino una pasta y se sentó en la pequeña terraza de su hogar, prendió un cigarro y contemplo la noche, tranquila, pacifica y eterna.
Cruzó sus piernas, cruzo sus brazos y cerró los ojos, paclidamente.

-- Si, esto era lo que quería...