miércoles, 30 de julio de 2014

Yo no sé si me quieres o me extrañas.

Era una especie de tercer piso a los ojos de todos, el entre techo frente los míos.
Lo conocía hace tres semanas, no tanto, y en circunstancias extrañas, no en la que esperaba. Él era un extraño que se volvía cada vez más, en un conocido querido.
Estaba parado a mi costado, con las manos en su cadera, expectante frente mi opinión. Esperando mi veredicto ante aquel cuadrado de manera, con dos amplios ventanales en forma de "v" que dejaba a la vista el frondoso jardín. A penas  una cama en medio de aquel lugar, en el suelo, con amplios y variados cojines de diversos colores.
Me senté en una de los cojines más amplios que eran utilizados como una especie de sillones.
Sobre la única mesa que estaba en lugar, una especie de cajonera de mimbre y madera, había un par de libros, los conocía; Uno de ellos, se lo había prestado yo y el segundo lo habíamos visto en una librería hace un par de semanas, me había obsequiado uno. Lo había aceptado con un tanto de recelo, pero no lo pude rechazar, era un gran obsequio; un libro original. Era mucho pedir. Estaba bastante agradecida.
Estuvimos un par de minutos sin decir nada. Su rodilla cubierta por un jeans café rozaba la mía, media desnuda, cubierta por la delgada tela de mi panty negra. Me dedique a observar su polera holgada y sus manos moviéndose nerviosas a la altura de su estomago abultado, gracias a las cervezas y comidas de fin de semana. Sonreímos nerviosos y me sentí patética, estoy segura que él también.
- Me gusta este lugar...
- Si es lindo.
Me gusta su cabello largo, me gusta el olor de su perfume. Me gusta su sonrisa amplia y su gran capacidad de socializar. Era un gran conversador y aunque no quería sentir cosas por el, me era imposible no sonreír cuando salía a mi encuentro los sabados o me llamaba al regresa a casa.
Se puso de pie para mostrarme una fotografía de la casa antes ser terminada. Aquella construcción había comenzado con su abuelo, interrumpida por el nacimiento de su primera hija, luego retomada por su yerno, interrumpida por el nacimiento de él, y terminada luego del entierro de su abuelo.
Me puse de pie para mirar por uno de los ventanales y note el ventanal que estaba instalado en el techo. Entonces dije : "Debería ser increíble dormir o despertar acá...o cuando llueve"
Entonces, me acerco a su cuerpo con sus manos en mi proyecto de cintura y me beso. Lento, rápido, pausado, tierno y sensualmente a la vez.
No quería sentirme bien con él, estaba en la busqueda de encontrar relaciones sanas, de crecer, de cambiar y esta ahí besandome con el, dejando que tocara el costado de mi cuerpo, alborotando su cabello y queriendo que me quisiera, pero esta vez sin ser yo la que quería tanto.

- Me encantaría pasar mucho más tiempo acá.
- No tienes porque dejarlo en supuesto, pasarás más tiempo acá.-




domingo, 6 de julio de 2014

No tengo porqué ser la de las relaciones fallidas.-

Escucho en un programa que le preguntan a sus gustosos panelistas cuales son los patrones que siguen en sus relaciones amorosas, y muchos dicen que no tienen patrones, otros dicen que le gustan las personas alegres y un par termina diciendo que siempre terminan con hombres inmaduros, una dice que le han tocado puros hombres que tienen problemas con sus madres. Entonces, me pregunto ¿Cual es mi patrón de relaciones? Y medito. 
Yo soy la amiga de las relaciones fallidas, de esas relaciones fugases, esas intensas pero breves, nunca duran mucho, pero dan para hablar meses, y que muchas veces dejan aprendizaje por los intensa que son.
Siempre hombres inmaduros, con miedo al compromiso y con una constante de gustarle la fiesta, entonces escucho a la sicologa que  esta en el programa, diciendo : "A veces buscamos relaciones que nos mantendrán en un estado de inestabilidad, de sufrimiento, porque estamos acostumbrados a tener una vida así" Y pienso que puede ser cierto. Puede que busque relaciones así, puede que inconscientemente busque relaciones que me mantengan así, preocupada, alerta, en ese estado de incomprensión constante. Porque parte de mi vida fue así. 

Entonces escucho algo que me hace quedar aún más en silencio. La  Sicologa dice; No tiene porque ser así, no tenemos que meter en la cabeza, en nuestro más íntimos pensamientos, que no hay motivo de que así sea.-
Y tiene razón, no tengo porque ser la persona que no piensa en casarse porque a tenido malas experiencia, no tengo que ser la amiga que siempre esta soltera porque se fija en puros "Pasteles" no tengo porque ser la que siempre anda viendo cual pretendiente es peor que el otro, no tengo que ser la que no tiene una relación estable porque siempre el personaje de turno le tiene miedo al compromiso, ya sea por inseguridad, por no querer perder la incipiente soltería que ya bordeando los treinta es una inminente mala señal. No tengo que ser la que no se proyecta porque el acompañante no da la altura. No tengo que ser la que comparte sus sueños y ambiciones con amigos porque el otro que acompaña para los besos no acompaña por el esfuerzo de sueños. No tengo porque pensar que no llegará un hombre que me de seguridad, estabilidad y confianza plena. Un hombre que me de todo el valor que tengo. 
Y eso leeré una y otra vez; No tengo que ser la amiga de las relaciones fallidas.
Si llegará a mi vida un hombre dichoso de tenerme a su lado, de ver mis cualidades, de reírse de mis chistes y dispuesto a dejar sus noches de salidas por pasar el tiempo conmigo. Un hombre que le importen más los sentimientos que el sexo, un hombre de verdad que no crea aun en su cabeza que tiene quince años. 
Yo no tengo porque tener ese papel en la vida, nadie me lo ha designado y estoy segura que el destino no esta escrito así para mi. Yo debo cambiar esa imagen de mi misma, me tengo que dar mi tiempo a solas, intentar buscar romances en otros escenarios y cada vez que un personaje de sonrisa permanente, de gran personalidad y que generalmente conozca por las noches se me acerque, deberé volver a abrir este Blog, leer esta entrada y pensar que no tengo ese papel asignado en mi vida, no más, ya no soy la madre suplente de hombres inseguros, no soy la terapeuta de hombres con miedo, ni debo perseguir ni cuidar a hombres con traumas. Yo me merezco una relación mejor, una estable y en donde la felicidad sea el protagonista, además de la estabilidad, seguridad, aprendizaje constante y crecimiento. La madurez sea mi consejera y el amor sea visto como algo sano y no de dolores de cabeza.
Que así sea, decreto que así será.-