miércoles, 31 de julio de 2013

Bienvenida realidad.-

Tengo un par de recuerdos que me compro mi Papá el año pasado cuando viajamos a San Antonio. Le habían sacado un parte cuando venía desde Pupuya, y me invito, era una buena excusa para un paseo de "Padre e Hija" Aun por esos meses yo estaba enferma del estomago (Un Infección gástrica que trajo consigo un sin fin de complicaciones, que me tienen hasta el día de hoy sin poder consumir alcohol; una dificultad para mi vida social, que no termino siendo tan así) Así que pedí un pescado a la plancha, papas cocidas y nos sentamos en la ventana que daba hacía el mar. Paseamos por horas, lamentándonos a la vez del Mall que se construyó en el borde costero. ¿Trae comodidad? Si. ¿Le quita el sentido a lo que buscamos algunos al salir de Santiago? También.
Ese día elegí un gorro para mi hermano menor, nunca se lo puso y a mi me gustaba. Lo lleve conmigo todas las vacaciones y cada noche que estuviera algo más fresca, la excusa perfecta para usarlo. Me gustaba, gustaba porque sin tener fecha exacta desapareció de mi precisado mueble, sin paradero fijo llevo meses buscándolo. Tengo en promedio diez gorros, pero ese era especial; era el gorro de San Antonio que nunca fue para mi si no que para mi Hermano. Lo extraño, aun que se que el estimado Señor Buda no estaría muy contento de leer eso, es así, extraño el recuerdo que tenía consigo, hasta los momentos que lo utilice.
Aun espero que aparezca algún día.


Hay que desligarse de ciertas cosas, es difícil muchas veces, cuando eres más chico te duele tanto dejar de lado a una muñeca, o cuando tu juguete preciado se rompe. Duele aun más dejar de lado a ciertas personas o ciertas acciones. Quizás me sucede ello sumado al miedo típico de emprender un nuevo camino, de tomar un nuevo desafío.
Se supone que para eso estamos en esta vida para emprender y emprender situaciones nuevas, difíciles, extremas, aprender cosas nuevas y poder caer muchas veces y así, muchas tantas más ponernos de pie. Para tener historias más para hablar con los amigos cuando nos reunamos algún Viernes o Sábado, o cuando asista a juntas femeninas, cuando hable con mi hermano o me encuentre con algún familiar que no veo hace tiempo.
Creo que me cuesta aun más desligarme de las personas, suelo limitarme en la cantidad de afecto que entrego, pero llegado a un limite no me detengo y desde ahí comienza a quedar un desborde de afecto, Te quiero's y recuerdos.
Anoche me quede dormida pensando en eso, me queda tanto por temer, por sentir orgullo, por extrañar, tantas relaciones nuevas que comenzar y tantas que terminar, tantos trabajos nuevos a los que asistir, tantos trabajos que dejar y tantas conversaciones que temer al no saber como terminaran y muchas que quisiera no empezar.
Solo queda ser positiva, ver las cosas con un ojo más condescendiente y esperar que todo resulte de la manera más positiva, sea tanto hoy, mañana, pasado, a fin de mes, fin de año, o en un par de años más. Siempre algo termina siendo bueno, si no es para mi, será para el resto o para la creación de algún texto.,

No hay comentarios:

Publicar un comentario