domingo, 31 de julio de 2011

No moriré por una mujer.-


Cuando encontramos a la persona deseada se dispara la señal de alarma, nuestro organismo entra entonces en ebullición. A través del sistema nervioso el hipotálamo envía mensajes a las diferentes glándulas del cuerpo ordenando a las glándulas suprarrenales que aumenten inmediatamente la producción de adrenalina y noradrenalina neurotransmisores que comunican entre sí a las células nerviosas.

Sus efectos se hacen notar al instante:

El corazón late más deprisa (130 pulsaciones por minuto).
La presión arterial sistólica (lo que conocemos como máxima) sube.
Se liberan grasas y azúcares para aumentar la capacidad muscular.
Se generan más glóbulos rojos a fin de mejorar el transporte de oxígeno por la corriente
El verdadero enamoramiento parece ser que sobreviene cuando se produce en el cerebro la FENILETILAMINA, compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas.

Al inundarse el cerebro de esta sustancia, éste responde mediante la secreción de dopamina (neurotransmisor responsable de los mecanismos de refuerzo del cerebro, es decir, de la capacidad de desear algo y de repetir un comportamiento que proporciona placer), norepinefrina y oxiticina (además de estimular las contracciones uterinas para el parto y hacer brotar la leche, parece ser además un mensajero químico del deseo sexual), y comienza el trabajo de los neurotransmisores que dan lugar a los arrebatos sentimentales, en síntesis: se está enamorado. Estos compuestos combinados hacen que los enamorados puedan permanecer horas haciendo el amor y noches enteras conversando, sin sensación alguna de cansancio o sueño.



-¿Pero...estas segura? ¿Muy segura? no lo creo, de verdad que no...
-Si, estoy segura, estoy enamorada...
-No lo se, piénsalo bien, es algo fuerte...
-Si lo estoy, te lo dije...
-No lo creo, es que no. no...de verdad que no.-



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