Comprenda, que no pretendo ofenderla, tampoco le estoy haciendo un reproche, usted es dueña de su vida, de su cuerpo y de sus noches...confieso, me enamore como un niño y siento que no estoy arrepentido, disfrute de tu experiencia, hasta calmar mi ansiedad, fui dueño de su alcoba y de su almohada, la tuve beso a beso y piel con piel, y el sol me sorprendió por su ventana cansado de delirio y placer...hasta ayer, hasta ayer, perdone usted señora pero cuando el alma llora el silencio no es remedio...
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