domingo, 6 de septiembre de 2015

S.O.S. ~Uno.-

Estaba sentado sobre él, me hacía el amor, me besaba los pechos, acariciaba los muslos. Besaba su cuello y gemía sobre su odio, sabía que le gustaba eso.





Estaba deseando salir corriendo del lugar, arrepintiendome de decir que aceptaba la invitación, aunque sabía que era demasiado pronto, y que era una mala idea. Siempre supé que era una mala idea, pero al verlo, entre los invitados; mi desicón tambaleo. 
Se veía tan desaeable con su barba bien cuidada, con su cabello peinado, su camisa a cuadros y su chaqueta de cuero. al momento de saludarlo noté su perfume que me afecto por completo, cerré los ojos y tuve ganas de besarlo, sin haber un porqué. Pero no lo hice, ni esa noche, ni durante casi el año que estuve de novia con uno de sus amigos, no era el menjor amigos pero amigos desde hace bastante años como para creerse casi hermanos, cada vez que las copas se les subian a la cabeza. 
No cruzabamos palabra más allá de lo normal: Hola, Chao, Como estás? que estes bien, cuidate. 

Mientras tanto mi relación, variaba desde semanas de intenso sexo, visitas fugases a su nueva oficina, salidas los fines de semanas, sexo y más sexo. 
no me podía quejar, eras estable y segura, la familia nos adoraba, y los padres nos dejaban a cargo de su casa durante sus viajes. Él ascendía en su empresa y comenzaba a hablar de una casa para nosotros. 

Con Cristian, tuvimos nuestra primera cercanía, durante las vacaciones de invierno. Habíamos arrendado entre todos una cabaña en Lagunilla, una cabaña equipada para no salir de ella, viendo por los amplios ventales las nieve caer. Y con una terraza amplia para los valientes que se nos gustaba quedarnos viendo como la nieve cubria todo a nuestra vista de blanco. Me gustaba ver como el silencio se congelaba con la nieve caer, me gustaba ver mis dedos rojos del frio y salir el vapor desde mi boca. Llevaba una chaqueta larga, botas y un gorro de lana. Aun así sentía frio. 
Tenía entre mis brazos un tazón de leche caliente y jugaba con el vapor salir de mi boca, cuando siguió mis pasos. 
Era uno de los pocos que iba sin pareja, eramos nueve personas, él, tres parejas, inclueyendonos, y un par de amigos, sin ningun vinculo entre ellos. Todos habían encajado de manera bastante buena. no existía razón para que escapará de ellos hasta llegar hasta donde estaba yo, en realidad tampoco tenía motivo para salir del calido hogar. 

Apareció a mi lado, me gustaba su ropa, una chaqueta acolchada roja, gorro negro y pantalones de jeans, unos bototos que lo hacía ver más alto que yo - considerando que era unos diez centimetros más alto que yo - Se quedo parado a mi lado, me sonrió como lo llevaba haciendo hace meses y se quedo en silencio. 
Un par de veces se giraba a verme mientras yo lo observaba sin decir nada, y unas par más lo noté observandome. Sentía el estomago apretado y me dabana ganas de gritar para preguntarle que estaba haciendo ahí. En lugar de eso, el comenzo a reir. 
-Disculpa....disculpa... 
-¿Te has desquiciado?
-No, no...pero me gusta creer que a ti, como a mi, te dan ganas de escaparte de este monto de gente...de quien fue la brillante idea de juntar a un grupo de personas con casi nada en común? No creo que haya sido tuya, porque pareces estar por momentos descolocada igual que yo... 
-Eres bastante observador....
-Un poco...pero dime, ¿Es cierto o no?
-Si...pero es común en mi, llevo meses sintiendome descolocada. 
-¿Y por qué? -- Se había acercado a mi, estabamos mirandonos frente a frente y sentía que su mano derecha se acercaba a la mía. 
-¡aquí estan, vamos que jugaremos monopoly! 
Estuvimos las tres horas que duro el juego, sin hablar, sin decir nada, pero sin parar de mirarnos, era como si algo muy importante hubiera pasado entre nosotros, era como si no pudieramos parar de mirarnos. 

Teniamos una pieza indiviual, encendío la calfeccación y se saco la polera mientras yo me ponía mi pijama de polar, comenzo a besar mi cuello y comenzo a tocar mis pechos sin mucho tino. Aleje sus manos y le dije que no pasaría nada. Espeto al respecto, me justifique que tenía frio y no tenía ganas. Se extraño. 

No lo volví a ver hasta la celebración de un amigo en común de ambos, al menos no por un tiempo prolongado. Fueron exactamente un mes y dos semanas. En ese tiempo, lo acompañé a ver su nuevo hogar, tuvimos un ruptura de una semana por no aceptar vivir con él, y cambie mi lugar de trabajo. Él no parecía entende rmis ansias locas de hacer un cambio en mi vida, deje mi trabajo en la tienda de vestidos finos por una tienda en el barrio Lastarrias, era una tienda de ropa alternativa, la mayoría  de confección nacional, contaba con una pequeña cafetería vengetariana y la dueña la había conocido en una convocación de literatura romantica, era una mujer pequeña, de un metro veinte aproximadamente, cabello morado, lentes gigantes negros y un lunar en su labio superior. Era voluptuosa y con una voz grave, era Maria Ignacia. 
Ella me estaba impulsando a arrendar un departamento en la parte superior de donde se encoentraba su tienda/café "Delirio" Yo lo estaba pensando era un edificio de fachada antigua, seis pisos, ventales grandes, piso de ceramica, grandes balcones donde podría poner mis plantas. El no lo sabía, Cristian si... Lo había encontrado en el barrio Lastarrias, estabamos cerrando el local, era mi primer cierre, junto a Dorotea, una joven Alemana, delgada, rubia, con minimo español y con un club de fans masculinos que le ofrecian desde joyas a dinero en efectivo. 
-¿Eres tu...? --  Me gire asustanda, podría ser un acosador o un ladron. No, era el, llevaba jeans ajustados, zapatos puntiagudos, camisa a cuadros roja y el cabello despeninado. 
-Depende a quien buscas...
-Eres tu... -- Se quedo parado en frente mio, llevaba una cerveza en su mano derecha y un cigarro en la izquierda. No dijimos nada. Escuchamos a lo lejos como sus amigos vocieraban su nombre. Se acerco, beso mi mejilla de manera estruendosa y se alejo. 
No dije nada, ni le conte a él. 
Esa noche debía ir a su departamen to en cambio me fui a mi casa. 

Esa noche en la fiesta, pensé en que le gustaría ponerme. 
Me arreglaba en la habitación de él. Llevaría un vestido corto, en campana rojo, con los labios rojos y ojos delineados negro, el pelo rizado romado en una coleta al costado. Él se me acerco por la espalda comenzo a besar mi cuello, tocando mis caderas hasta subir a mi pecho. entendía su desesperación, llevabamos un par de semanas sin volver a tener sexo. 
-No, tenemos que irnos al cumpleaños. 
-No me importa llegar una hora tarde. 
-A mi si...
-¡Pero si no te cae bien ! 
-Pero no tengo ganas....ya te he dicho. 
No hablamos hasta llegar a la fiesta., A penas lo vi, noté su mirada recorrer mis piernas cubiertas por las pantys negrs. Llevaba unos pantalones negros, una polera negra de una recordada banda de rock. Se acerco lentamente hasta besarme en la mejilla, me apreto a el unos escasos minutos y se alejo. 

Durante la noche, en una amplia mesa, tomando desde cervezas hasta mojitos, nos animamos a jugar "Verdad o desafio" él perdio, debía verme bailar con uno de sus amigos, al parecer ese era el peor castigo, jugar con sus celos. Gracias a los mojitos que había tomado, me puse de pie, inmediatamente, sin esperar que me rogaran. Sus amigos tardaron en ver cual sería el obejtivo de sus celos. Cristian bebió lo que quedaba de su cerveza y se planto en frente mio. 
En ese momento, con el estomago apretado, se me habia olvidado como bailar sin querer besarlo, el me miraba a los ojos con una sonrisa de costado que comenzaba a afectar mi estabilidad. 
Esperamos para que comenzará a sonar un tema de reggeton. él comenzo a moverse, me acerco a el por las caderas, apegandome a su cuerpo caliente, que realizaba una cierta reacción quimica junto a él. No tardé en tomarle el ritmo, me gire y el me abrazo rapidamente por la espalda, apoyando sus labios sobre mi cuello, besando mi nuca, besando mi odio, besando mi cabello, mientras mi mano estaba al costado de su rostro. 
Cuando la canción termino, él estaba parado en frente mio, extendi su mano para que la tomará, se me acerco para besarme, pero corrí mi cara. 
-Permiso, debo ir al baño... 
Debía mojarme pronto, debía controlar ese calor. 
a penas entre al pequeño cuarto, no me preocupe en cerrar la puerta, di la llave y deje correr el agua mientras mojaba mi nuca. Cuando noté siu reflejo en el espejo, me sorprendí. 
Cerro la puerta con pestillo, regreso a donde estaba y se posiciono en frente mio, camino dejando mi cuerpo entre la pared y él, tomo mis manos, subio por mis brazos se detuvo en mi cuello, subio a mis labios y mi rostro y beso mis labios, no apasionamente como me imaginaba, sino de manera pausada. 
-Cristian...qué...que estamos haciendo....
-Creeme que no tengo idea. 
Cambio por completo la intensidad, metio sus manos de bajo de mi vestido, beso mi cuello y la loma de mis pechos, levanto mi peso por mis piernas y me subio al pequeño mueble al lado de lavado. Se las arreglo para bajar mis pantys y tocar mis piernas por debajo de la delgada tela, subio sus manos hasta tocar mi vientre y meter sus manos por debajo de mi tanga. Bajo mi vestido solo un poco para tener loibre acceso a mi torso y mis pechos, sin dejar de besarme, darme unos deliciosos y prolongados besos. 
Bajo sus pantalones y comenzo a penetrarme, sin necesitar media hora de dilatación, sin necesitar preambulo romantico, siendo la mejor experiencia de mi vida. Me embestia cada vez con mayor intensidad. Me ayudaba sujetandome del mueble con mi mano derecha y con la izquierda practicamente jalando del corto cabello de su nuca, besando su frente, sus labios, sus mejillas, sus oidos, su cabello, escuchandolo gemir en mi oido, besandome en mi hombro. 
Por primera vez en mi experiencia sexual, había logrado un orgasmo, sin necesidad de juegos sexuales, sin necesidad de horas de sexo, sin esfuero casi sobre humano, en un baño de un bar bailable, con uno de los mejores amigos de mi pololo, sin sentirme culpable. 
Cuando ambos terminamos, no paro de besar mis brazos y cuello, mis mejillas y mis labios. Me ayudo con el vestido y con las pantys, me ayudo a tomarme el cabello y hizo ver que el condo había funcionado. 
No salimos de inmediato, necesitabamos poder dejar de mirarnos y desearnos con la mirada. 
Abrio la puerta y me dejo salir antes que él. Se posiciono detrás mio. 
-Te iré a ver a la tienda. 
No me dijo nada más, no me dirigió la palabra durante toda la noche. 
-¿Que te paso? -- Me espeto tomando mi brazo de manera brusca. 
-Nada, dejame . 
Tuve que evitarlo durante toda la noche, no quería que me besara, ni que me preguntará porque tenía aquella expresión rebosable de felicidad. No podía explicarle, no tenía las palabras. 
En ultimo momento tome un taxi hasta mi casa, no podía ir a la suya. 
No conteste sus llamadas durante el día, durante la noche fui a su casa. 
-Por fin apareces, me puedes decir que te pasa....
-Tenemos que hablar... 
-¿Hablar? de que?
-De nosotros...es imposible que no notes que las cosas no estan bien...
-No estan bien porque no quisiste venir a vivir conmigo, no has querido dar los pasos que tenemos que dar como pareja, como una pareja adulta. En cambio quieres ser una cabra chica que cambia de trabajo y no se estabiliza. 
-¡Siempre has sabido que no es lo que quiero! yo no quiero estabilidad, quiero vivir...
-No eres una niña chica, madura por favor!
-Esta bien, terminamos, se acabo.... 

No me busco en una semana, ninguno de los dos lo hicieron, pero me sentía bien. 
Esa semana fue tiempo de cambios, me corté el cabello hasta las mejillas, perforé mi nariz y cambie de casa. 
El departamento lo compartía con Arlet, una estudiante de arte, exuberante, de caracter afable, y muy buena dispoción que me ayudo con la decoración. Se ofrecio amablemente a pintar una de las paredes de mi cuarto, con un par de arboles y un pequeño sol. 
Arme mi cama para mirar directamente hacía la venta, sin cortinas, poner un par de sillas en la terraza, poner mi ropa en el colgante expuesto que tenía y acostumbrarme a la nueva vida. 

Apreció un día Martes, el clima estaba calido, yo llevaba una jardinera con falda plato de jeans y una zapatilla baja, se sento en una de las mesas y pidió un jugo natural. 
-¿Deseas algo más? 
-Se que me debes odiar... 
-No te odio, solo imagine que aparecierías. 
- No sabes lo que fue para mi tambien asumir que no fue un error lo que paso... 
-¿No lo fue?
-Yo te quiero -- tomo mi mano, conmoviendome. -- Seré el peor amigo de la historia pero yo a ti te quiero, te quiero de verdad...yo sé que estan en una relación...que quizás hasta el te quiera pedir matrimonio...
-Terminamos, hace tres meses...¿no sabias?
.¿Que? -- Se puso de pie por la impresión. No me dejo responder, se me acerco me agarro desde el cuello y me beso, apasiondamente, bajando hasta mis piernas.
Maria Igacia se me acerco -- ya en conocimiento de la historia -- Me dio la tarde libre. 
Sin decir nada fui en busqueda de mi mochila,  y lo jale practicamente de la tienda, en la vereda lo besé por primera vez sin culpa. 
Caminamos por horas de la mano, me compro un helado, yo le invite un Waffle. Caminamos hasta que la noche comenzo a caer y comenzamos a sentir frío. Arlet no estaría esa noche en casi, por lo que lo invite a quedarse. 
-¿que haremos? 
Habiamos preparado fajitas, estabamos sentados en el piso de mi habitación y con musica de fondo. 
-No sé...no quiero hacerle daño..pero ¿Es eso posible?
-Nos va a odiar, de cualquiera manera... 

No sabíamos bien que hacer, pero ya esa noche, nos sentiamos hacer el amor. Nos amabamos, y era casi imposible ante la logica. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario