sábado, 4 de septiembre de 2010

Canciones de cuna que ayudan a que este dolor desaparezca-.


Siento, que camine muchos kilómetros y me encontré de pronto parada en medio de la calle, con la lluvia callendo sobre mis hombros, con el corazón oprimido y la respiración agitada.
Empuño mis manos mientras cierro los ojos e intento recordar como fue que entre a aquel juego de miedo y egos, que me dejo así; empapada y con el corazón oprimido. Cuanto odiaba aquella sensación, la sensación de haber perdido algo sumado a le haber dejado escapar algo, una sensación que no se la recomendaría a nadie. Algo que hubiera podido evitar.
Vuelvo a mirar a mi alrededor y me doy cuenta de tanto que hice mal, más de aquel día, un tiempo atrás. Era tan fácil percivir lo que pasaría en aquel camino que me siento mal por no haber detenido antes lo que estaba sucediendo, que era peor que la tormenta que me empapaba.
Cuando al fin deje de empuñar mis manos permito que la lluvia moje las palmas de ellas, suspiro resignada y quiero volver a retomar mi camino, pero no recuerdo de donde vine ni a donde voy, desesperada corro y corro esperando encontrar algo conocido, pero no hay más que oscuridad, acompañado de aquel característico ahora a humedad y lluvia y más lluvia a mi alrededor. Saco de mi chaqueta mi celular y veo las llamadas perdidas que tenia, ninguna era realmente la que quería. Eran las 02:30 a.m. Ya no podía regresar sobre mis propios pasos, era la hora de caminar hacia el frente.
el frió comenzaba a calar en mis huesos y el miedo se incrementaba, caminaba y caminaba y no llegaba a lugar alguno, quizás era porque no sabia hacia donde en realidad quería ir, tan solo quería justificar la opresión en mi corazón con el cansancio que me causaba caminar sin rumbo fijo. No había nada peor que no saber que es lo que en realidad se quiere, ni saber como se puede lograr.
Cuando me di por vencida me senté, exactamente en el mismo lugar donde me había encontrada parada minutos antes respirando agitada, mirando a todos lados y con esa odiosa sensación. Cruze mis piernas y comencé a llorar, de pronto recordaba todo, cuanto fue lo que había caminado y tenia la sospecha de donde me encontraba; era un deplorable final para una historia con futuro, que justamente por mi actitud había terminado así, varada en medio de una tormenta, tanto personal como del ambiente.
En ese momento, aquella tan odiada sensación se disperso, ya no tenia más lágrimas que llorar y el medio no podía ser peor. Grite tan fuerte como pude y corrí, no recordé haber corrido tanto antes en mi vida, pero debía hacerlo, no quería permanecer ahí, todo me recordaba a mis errores, el olor a tierra mojada, las gotas caer sobre el pavimento, mis ojos llorosos, mis manos empuñadas y mis ropas mojadas, todo me hacia sentir peor de lo que se podía sentir alguien en el mundo, alguien, quizás con tantas posibilidades en sus manos, alguien que se dio cuenta a tiempo del abismo que se venia pero que prefirió obviar mirando lo tentador que se veía seguir adelante.
Cuando mis pies agotados se detuvieron ya no llovía con tantas fuerzas, y el cansancio me era más fuerte, volví a tomar asiento y esta vez sin ganas de gritar ni llorar, espere que el sol volviera a salir y las esperanza a florecer. Quizás no hice todo tan mal y alguien me apoyara, pensé recordando a aquellos que prometieron siempre estar, intente abrigarme con mi chaqueta y esperar que pronto los rayos del sol la secaran...

























~Por cierto, Grande Isabel Allende, por fin obtuvo su primer premio nacional de Literatura.-

1 comentario:

  1. Wena...yo digo que tienes que ser la proxima isabel allende jajaja, no se si te lo he dicho pero escribes hermoso amiga enserio. No tengo mas palabras que escribirte, seguir alentandote para que seas como dije al principio...la proxima en recibir el premio de literatura. Loveyou <3

    ResponderEliminar