lunes, 24 de agosto de 2009

24 de Agosto .-



-Vamos, otra vez...¿es posible Anastasia que nos hagas el favor de tocar esta vez bien?
-si...si...

Aquí vamos de nuevo, tarde tras tarde las pasaba en el salón de mi hogar tocando junto a la orquesta de la escuela de música de mi padre, quien prefería que durante las clases les dijera "profesor" según el para evitar preferencias.

-¡que no sabes que Fa no significa que toques Do, Anastasia!
-lo...lo siento en serio...papá
-¡te he dicho que durante las lecciones me digas profesor!...no se a quien saliste muchacha.

Esas palabras fueron las suficientes para darme el valor de dejar mi violín sobre una mesa y correr escalera arriba, deje caer mi cuerpo sobre mi cama sollozando sin entender por que mis padres se empeñaban en hacer de mi una sombra suya, yo no amaba la música, no quería tocar y estaba segura que no tenia ni la mitad del talento que tenia cualquiera de la escuela de música, yo solo estaba hay por que mis padres eran unos increíbles músicos, los cuales admiraba hasta que disidieron hacer de su plan de vida manejar la mía, haciendo que me sintiera un poco muerta cada día, cada día que me obstruían mis ansias de ser una joven normal.
Como hace días lo estaba pensando saque de mi mueble una caja de diversos farmacos, no estaba en mis planes matarme ni nada parecido, tan solo quería unas aspirinas, el dolor de cabeza me estaba matando...deposite una sobre la palma de mi mano, luego otra, otra y otra...provocando que al ingerirlas mi vista se nublara y mi corazón se acelerara, intente gritarles a mis padres...pero sus violines sonaban lo suficientemente fuerte y hermosos como para escuchar mis gritos de ayuda, escuche el ultimo eco que hizo mi cuerpo al chocar contra la baldosa de mi habitación.


Valentina Herrera O.

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