jueves, 11 de diciembre de 2014

REGRESA.-


I



Llevaba más de veinte y cuatro horas sin saber de él y me sentía desesperada. Caminaba de lado a lado aquel departamento que compartíamos hace más de un año, recordando una y otra vez aquella mañana cuando salio a una movilización, no lo quise acompañar. Me quede ordenando nuestra ropa. Debíamos salir pronto del País, las cosas se estaban poniendo cada vez peor y el miedo nos comenzaba a acobardar. 
Me acompaña Cato, Mario según el registro civil, Cato según nosotros. Un gran amigo de los dos, abogado y entendido del tema, conversaba en frente mío un montón de cosas que no era capaz de entender, preguntas que no tuvieron respuesta, solo veía su bolso a su costado derecho; El también tenía que salir del País. 

Eran las cinco de la mañana, estaba dormitando en el sofa de mimbre que instalamos en la terraza, envuelta en su chaleco de lana y con el corazón apretado. 
-Me llamo un amigo, esta en la 9na Comisaría. Voy para allá....
Quise ponerme de pie rápido, pero el me detuvo. Se plantó en frente mío con los ojos cansados y rojos. Me pidió me quedará ahí, ya que estaba muy alterada y podría ser peor para él. Me quede tranquila cuando prometió conseguir una visita para mi. 

Regreso a 11:00 AM, horas que fueron eternas para mi. Entro casado, ya con la corbata desarreglada, el pelo despeinado y los ojos pequeños de tanto cansancio. Lo ví entrar y me pareció estaba cinco kilos más delgado. 
Me apresuré para increparlo, necesitaba me pusiera al tanto de la situación legal de Fernando, obsevandolo con mirada suplicante. 
Me espanté cuando ví ingresar tras de el un hombre, no muy mayo, quizá de nuestra edad pero que producto a su traje de dos piezas negro y su cabello engominado lucía mayor. 
-Es Rúben, él nos va a ayudar.
Era un amigo de la Universidad, que estaba dispuesto a tomar el caso de Fernando. Fue escueto; Nosotros tenemos que salir del País ahora. 
Recién ahí volví a sentirme con fuerzas, necesitaba que él supiera que no me movería sin verlo, no sin saber como estaba. 
Su amigo, el que parecía tener bastante influencias, consiguió que me dejaran verlo, a las 16:00 PM. A las 08:00 PM saldríamos hacía Argentina. 
Me puse mi jeans holgado y un chaleco de hilo. Cato tomo bolso y lo metió junto al suyo en su camioneta azul. 
Pude ingresar junto a Ruben, en calidad de su abogado, a una pequeña sala de paredes grises, que daban la impresión de estar humedas. Me senté en una de las dos sillas de maderas que estaban dispuestas en medio del lugar. Rúben se paro a mi costado mientras veíamos ingresar a Fernando, sobando su muñeca, supuse producto del malestar de las esposas, con un ojo morado y un pequeño corte en su labio inferior. Tuve ganas de correr hacía él, pero Ruben me detuvo y me incito a esperar que la persona que lo traía abandonara el lugar. Me recordó ahí, sus indicaciones; No mencionar el viaje, no mencionar el destino, no mencionar con quien íbamos.
-¿qué paso...? 
Producto de mis caricias en su rostro apretó sus ojos productos del malestar. Supé que sus heridas eran recientes. 
-¿Quien es? 
Cuestiono mirando fijo a Ruben. Llevaba la misma ropa que cuando salio del departamento. 
-Es un amigo del Cato.. 
Lo abracé, sintiendo sus brazos rodear mi cuerpo y besar mi cabellera. Levante la vista y lo besé en los labios, primero con suavidad, para luego ser más intenso. No me daba cuenta pero lloraba, en ese momento lloraba.
-Estarás bien, el Cato te cuidará ya hable con él...no te preocupes por mi, yo saldré de acá y volveremos a estar juntos. Lo prometo. 
Se me apretó el corazón.
-Me muero si te pasa algo...
-No me pasara. Te amo. 
No quiso ahondar de sus heridas, ni responder cuando pregunte si había comido. Ruben nos interrumpió para informarle que le entregarían ropa y comida. Recién ahí me entere que lo trasladarían a una Comisaría en Puente Alto. Según Ruben eso era bueno, se comenzaría a cursar rápido su juicio. 
Lo bese reiterada veces, deseando no nos separáramos nunca. Ruben me tomo del brazo y me ayudo a salir del lugar. Me sentía débil,el dolor me comenzaba a afectar, 
-Te amo...
Murmuro. Con sus ojos cansados, con sus labios secos, con su ojo morado, con su ropa sucia, con sus manos secas, con sus pies cansado, con el corazón apretado igual que yo de miedo. 




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