Eran exactamente las 17:00 de la tarde, hojeaba nerviosa una revista, era imposible que aun ha pesar de los meses me ponía nerviosa a la hora de su llegada, con el solo echo de recordar su rostro, de recordar su aroma, sus besos y sus manos sobre mi cuerpo, mi estomago se apretaba y el corazón se me afligía, siempre tenia aquel miedo presente, el miedo de haber confundido todo con amor.
Me puse de pie fingiendo estar como si nada al sentir la puerta abrirse, tome asiento abruptamente al escuchar como dejaba las llaves sobre la pequeña mesa de entrada, tome la revista y roge por que se acerca y besara mi cuello como siempre lo hacia, que por fin lograra sentir con facilidad su aroma, y pusiera sus manos sobre las mías, se apoyara en el sofá entre mis piernas y acariciara su cabello. Así lo hizo.
-¿Como estuvo tu día?
-Estoy muerta, de verdad que no quiero más.
-Uh, ¿Quieres comer algo?
-No, no, quiero estar contigo...quedate conmigo.
La abracé con fuerzas y escondí mi rostro en su cuello. Estaba segura no necesitaba nada más, solo estando así podría sobrevivir toda la vida.
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